Friday, August 11, 2006

Chino en Uruguay

China ha cambiado el escenario geopolítico del mundo con su expansión económica y esto ha provocado un gran interés en su cultura, que se refleja en el aprendizaje de su idioma, tal vez el más difícil del mundo. En Uruguay se estima que más de 200 personas estudian chino. No obstante, ese idioma no es la única lengua exóticas que se enseña en el mercado uruguayo.
La profesora de chino Hou Teh Lee asegura que ese idioma sólo es diferente. Tan diferente como que usa 6.000 caracteres monosilábicos, cada uno con cuatro tonos. Además existen seis vocales finales simples, 14 vocales finales compuestas y 21 de lo que nosotros llamaríamos consonantes. Hou Teh hace 28 años que está en Uruguay y actualmente da clases particulares a unas 65 personas por semana. También es la coordinadora de un plan de tres años de chino que comenzará a cursarse en 2007 en el instituto BIOS, un símbolo de los tiempos que se vienen. Un dato importante es que más de una de cada seis personas en el mundo hablan chino. Mientras que de 14 personas, sólo una habla español. Así que lo “exótico” es más una cuestión cultural y de perspectiva. Otro ejemplo de lo relativo es que el instituto internacional de idiomas Berlitz, que tiene 500 centros en 63 países, usan el término FIGS (French, Italian, German, Spanish) más el inglés, para separar los “comunes” de los “exóticos”. No incluyen el portugués. El chino está teniendo cada vez más interesados, desde hace un par de años en Uruguay y más tiempo en el resto del mundo. “Primero lo que una persona busca es el segundo idioma usado en el mundo, que sigue siendo el inglés. Generalmente las personas que buscan otro idioma están buscando el tercer idioma que ya se maneja que va a ser el diferencial de acá a tres años. El portugués como tercer idioma está bien. Pero ahora la gente está buscando un diferencial mayor: el chino mandarín. Lo que se busca es un dominio funcional como primer objetivo”, señaló Hernán Solá, director de Berlitz Uruguay. Solá indicó que para fines de junio su instituto está armando un grupo de enseñanza del chino mandarín, el que hoy se habla en los centros comerciales de Shangai y Beijing y que hoy habla el 70% de los entre 1.100 y 1.200 millones de personas que manejan el chino como lengua nativa. El llegar a un conocimiento funcional del idioma –hablar en tiendas, aeropuertos, generar una buena impresión en nuestro interlocutor- es la aspiración de todos los lugares donde se aprende chino en Uruguay. Es que el término “chino básico” no es ninguna metáfora sin sustento. Laura Rovetta, especialista en el idioma chino y licenciada en filología china, entre clases particulares que da y las que imparte desde el año pasado en la Cámara Comercial Uruguay-China y la Cámara Mercantil tiene 50 alumnos: “(El chino) no es un idioma que tenga alfabeto. Para leer un diario, por ejemplo, necesitas entre 3.800 y 4.000 caracteres. Acá tenemos 28 letras nada más. De todas formas yo pienso que la traba principal para aprender chino no son los caracteres, sino la fonética. Porque realmente el chino tiene fonemas que no suenan a nada parecido a lo que son nuestras lenguas”. Rovetta hablaba de la necesidad de unos dos años para un manejo aceptable del idioma, aunque no existe un parámetro o una medida de referencia. Incluso destacó que para hablar bien el idioma hay que ir a China a estudiar. Algo similar mencionó Hou Teh, la coordinadora del curso en BIOS, que dijo que una persona que va a China en tres años comprende todo. En contrapartida, ella hace 28 años que está en Uruguay y reconoce que no habla del todo bien el español. La directora de la Escuela de Ciencias Humanas de BIOS, Andrea Bosch, explicó que los que se interesan por aprender esta lengua “visualizan este idioma como una puerta de entrada de negocios con China. Y, sin duda, que el manejo de un idioma ayuda a tener un manejo más cercano que si no lo conocen. Entonces, al visualizar eso requiere el aprendizaje del idioma. Ya sea para viajar, para la parte de importaciones, exportaciones... Vienen muchos estudiante que ven como un plus el hecho de saber chino para su curriculum”. En Uruguay tanto BIOS como London Institute, donde ya hay 80 estudiantes de chino, tienen cursos de tres años de duración. Cristina Ramos, coordinadora de Lenguas Modernas de London Institue explicó que su instituto está planeando un curso “para llegar a un básico fluido, pero bien completo, casi llegando a un nivel intermedio. Poder participar de una conversación, leer diario, ver películas... Pero a pesar de eso, se trabaja con objetivos bastante tangibles, por ejemplo, ir a China a los tres meses y poder entender las indicaciones en la calle, pedir comida en un restaurante, ir a un médico y decir: `me duele acá´”. En cuanto a la formación de los docentes, está el caso de Laura Rovetta que es uruguaya y vivió 16 años en China. Hou Teh es de origen chino y las otras dos docentes de BIOS nacieron en Taiwan. Lo que buscan las instituciones de enseñanza son personas que manejen el chino que tuvieran un conocimiento nativo del idioma y aptitudes de docencia. “El tema de la fonética es muy importante porque el chino es un idioma monosilábico, cada sonido tiene un valor de palabra. Por lo tanto, el trabajo de la fonética es la base y para eso es que se practica con la mayor fuerza en los primeros meses del aprendizaje”, señaló Ramos. El público promedio que estudia chino es adulto, de entre 25 y 40 años, y la edad influye en la dificultad, en la velocidad de aprendizaje, como sucede en todos los cursos. Pero hay cursos desde niños hasta mayores de 80 años interesados, sobre todo, en la parte cultural. En los cursos, como en los de todos los idiomas, se incluyen audios, películas y todo lo que sirva para familiarizarse con la lengua. Los precios de los cursos van desde los 900 a los 1.300 pesos al mes, aunque si se contratan clases particulares el precio es mayor. Si bien no hay datos exactos sobre cuánto se enseña chino en Uruguay, se estima que hay más de 200 estudiantes. Es difícil dar un número exacto por la cantidad de clases particulares. Pero, según datos proporcionados por el director de Berlitz, Hernán Solá, el año pasado se dieron 199 horas de clase de chino en su instituto. A nivel mundial, tomamos también como referencia al Centro Berlitz. En 1991, el chino mandarín ocupaba un décimo lugar entre el número de horas de clases dictadas, un 0,34% del total. En tanto, en 2005 fue el quinto idioma más enseñado, con el 2% del total de clases. En 15 años, en todo el mundo, aumentó seis veces el número de estudiantes. Otros idiomas exóticos que se enseñan en Uruguay
Japonés, chino, árabe, ruso, griego: son una muestra de los idiomas que se enseñan en Uruguay a través de instituciones culturales o clases particulares. Excluimos ex profeso al armenio o al hebreo ya que esos no podrían considerarse raros o curiosos en el país ya que cientos de niños y jóvenes los aprenden, aunque sea en un nivel básico, en colegios de esas colectividades. En cuanto a los beneficios de aprender estas lenguas, Solá indicó que de acá a 10 años, el manejar un tercer idioma será un diferencial, apuntando sobre todo al chino. “Si por ejemplo yo tengo un cargo de asistente administrativo en el área de comercio exterior y mi empresa quiere entrar al comercio chino, y sé chino, es un diferencial competitivo”, dijo la psicóloga Beatriz Martínez, gerente de Recursos Humanos de la consultora KPMG. Sobre otros idiomas las motivaciones son varias. Está siempre presente el comercio exterior. Solá indicó que en la década del ’80 hubo un “boom” de japonés cuando parecía que la cultura nipona se iba a imponer en el mundo. Y a partir de eso, en 2005, en Berlitz se dictaron 43 horas de clases de japonés. Curiosamente, y siguiendo ese razonamiento, en Uruguay todavía no se ve una gran demanda de las variantes del hindú, ya que India es otro país de enorme crecimiento económico. Sí se enseña árabe, que con más de 250 millones de personas es el quinto idioma con más parlantes en el mundo, y en este caso al igual que el chino, el interés tiene mucho sustento en razones comerciales. Varias embajadas y centros culturales de distintas colectividades -hebrea, rusa, húngara– son otros lugares donde se imparten cursos de idiomas exóticos. Esos cursos no suelen ser caros. Por ejemplo, en la Colectividad Helénica para aprender griego hay que pagar una inscripción de 200 pesos y luego una cuota de 50 pesos por mes. Los niños no pagan inscripción y abonan una cuota de 20 pesos. Una de las docentes de la Colectividad Helénica es Heleni Grabani, una ateniense que vive en Uruguay desde 2003 y tiene experiencia docente, explicó que “hay muchos parientes de griegos, pero también hay muchos uruguayos que aprenden el idioma porque les gusta la mitología griega, su historia... Y empiezan la búsqueda y llegan al idioma. En el alfabeto hay muy pocas diferencias. De mi experiencia puedo decir que después de dos horas cualquier persona puede leer griego... Es fácil pueden acostumbrarse”. Olga Sanin, uruguaya que vivió más de 30 años en Ucrania y Rusia, y hoy enseña ambos idiomas como profesora particular y en el centro Máximo Gorki, nos comentó que quienes estudian con ella en su mayoría niños y adolescentes, por lo general descendientes de rusos. Salvo una vez que tuvo como alumno a un joven que debía viajar por negocios a Moscú. Sanin explicó que en tres meses, con constancia, se puede tener una buena base de ruso. Las lenguas muertas
También se enseñan en Uruguay lenguas que ya dejaron de hablarse, acá la motivación es totalmente diferente. Ya no se puede hablar de un interés comercial y difícilmente pueda ser un diferencial en el currículum en la mayoría de las ofertas laborales de plaza. Teresa D’Auria es profesora de hebreo antiguo, el hebreo actual está relacionado, aunque según dijo no puede hablarse de una continuidad, no basta saber uno para conocer el otro. En este idioma, por ejemplo, se escribieron textos religiosos que van desde la época del Rey David, 10 siglos antes de nuestra era hasta el exilio. Hablamos de unos 500 años atrás. D’Auria durante más de 10 años dio clases en el ex Instituto Teológico, hoy Facultad de Teología, a 40 futuros sacerdotes por año. También da clases en la Asociación de profesionales católicos. Las motivaciones son distintas, en el primero, se buscaba formar a los futuros sacerdotes para analizar escritos antiguos. En el segundo, donde asistían cristianos y judíos, eran personas más interesadas en cuestiones culturales. Enseñar una lengua muerta es completamente distinto a cualquier cosa que escuchamos antes. D’Auria dice que lo que ella intentó hacer puede calificarse como una “misión imposible”. “Yo tenía que enseñar una lengua muerta a gente que no tenía ninguna noción de ese idioma. Con un alfabeto diferente, con una pronunciación a veces difícil y con un léxico cuyo sonido no tiene nada que ver son el español, que no puede sacarse por aproximación... Para mi fue un enorme trabajo. Yo tuve que inventarme el método”, indicó. Si algo hay en común en el aprendizaje de las lenguas no tradicionales y también las muertas, es que se prefiere dar pautas y conocimientos básicos, a veces muy básicos, para que luego el alumno practique y ponga mucho de sí desea una mayor profundización.

No comments: